1año Instituto Centenario Don Bosco
ACTIVIDAD SOBRE CUENTO MARAVILLOSO
Nombres de los integrantes del grupo:
TAM LIN – Cuento
maravilloso
Janet, la hermosa hija de un conde de las Tierras Bajas,
vivía junto a su padre en un castillo de piedra gris rodeado por verdes
praderas. Un día, cansada de coser en su gabinete y de jugar largas partidas de
ajedrez con las damas de la corte de su padre, se puso un vestido verde, trenzó
su pelo rubio y salió sola a dar un paseo por los frondosos bosques de
Carterhaugh.
Recorrió claros silenciosos donde brillaba el sol y el
césped era tan mullido como una alfombra. Bajo la sombra verde crecían
exuberantes las rosas silvestres y los largos tallos de las campanillas blancas
formaban un dosel sobre su cabeza.
Janet extendió la mano y cortó una rosa blanca para
prenderla en su cintura. Apenas había separado la flor de la rama, cuando
apareció un joven frente a ella en el sendero.
—¿Cómo te atreves a cortar las rosas de Carterhaugh y a
pasar por aquí sin mi permiso? —le preguntó.
—No quise hacer nada malo —se disculpó ella.
—Mi misión es proteger estos bosques y cuidar que nadie
perturbe su paz —dijo el joven.
Luego sonrió lentamente, como alguien que no ha sonreído
durante mucho tiempo, y cortó una rosa roja que crecía junto a la rosa blanca
que Janet tenía en la mano.
—Sin embargo, sería muy feliz si pudiera dar todas las rosas
de Carterhaugh a una dama tan hermosa como tú.
—¿Quién eres, joven gentil? —preguntó Janet mientras tomaba
la rosa.
—Me llamo Tam Lin —respondió el joven.
—¡Oí hablar de ti! Eres el caballero elfo —exclamó Janet y
arrojó la rosa con temor.
—No temas, hermosa Janet —dijo Tam Lin—. Aunque me digan
caballero elfo, soy tan humano como tú.
Y Janet escuchó asombrada mientras Tam Lin contaba su
historia.
—Mi padre y mi madre murieron cuando era muy pequeño y mi
abuelo, el conde de Roxburght, me llevó a vivir con él. Un día, mientras
cazábamos en estos mismos bosques, comenzó a soplar un viento extraño desde el
norte, que secó todas las hojas de los árboles. Sentí que me invadía un sueño
profundo y me fui alejando de mis compañeros hasta que me caí del caballo.
Cuando me desperté, estaba en la tierra de las hadas. La Reina de los Elfos me
había raptado mientras dormía.
Tam Lin hizo una pausa, como si estuviera recordando esa
tierra verde y encantada.
—Desde entonces —continuó—, estoy sujeto al hechizo de la
Reina de los Elfos. Durante el día cuido los bosques de Carterhaugh y por la
noche regreso a la tierra de las hadas. Oh, Janet, cómo quisiera regresar a la
vida humana de la que me arrancaron. Deseo con todo mi corazón verme libre del
encantamiento.
Tam Lin hablaba con tanta pena que Janet preguntó ansiosamente:
—¿Y no hay ninguna manera de lograrlo?
Tam Lin tomó las manos de la joven entre las suyas.
—Esta noche es Halloween, Janet —dijo—, la noche entre todas
las noches en que hay una posibilidad de devolverme a la vida humana. En
Halloween los seres mágicos viajan a otra comarca y yo voy con ellos.
—Dime cómo puedo ayudarte —dijo Janet—. Lo haré de todo
corazón.
—Al llegar la medianoche —le explicó Tam Lin—, debes ir a la
encrucijada y esperar allí hasta que pase la caravana de los seres mágicos. Cuando
veas acercarse al primer grupo, no te muevas y déjalos seguir su camino. Lo
mismo harás con el segundo grupo. Yo iré en el tercer grupo, montado en un
corcel blanco como la leche y llevaré una corona de oro en la cabeza. Entonces
correrás hasta mí, Janet. Derríbame del caballo y abrázame. No importa que
hechizos lancen sobre mí, abrázame fuerte y no me sueltes. De esa manera podrás
devolverme a este mundo.
Esa noche, poco antes de las doce, Janet corrió hacia la
encrucijada y se ocultó entre los arbustos espinosos. La luz de la luna
centelleaba en el agua de los arroyos, la sombra de los arbustos dibujaba
figuras extrañas sobre la tierra y las ramas de los árboles crujían
aterradoramente sobre su cabeza. El viento traía un leve sonido de galope. Se acercaban
los caballos mágicos.
Janet sintió que un escalofrío le recorría la espalda y se
encogió en su capa mientras miraba expectante en dirección al camino. Primero
vio el brillo de los arneses de plata, luego la estrella blanca en la frente
del caballo que encabezaba el cortejo y pronto apareció ante su vista un grupo
de seres mágicos con caras pálidas de rasgos afilados en los que se reflejaba
la luz de la luna y extraños bucles élficos que se agitaban en el viento
mientras cabalgaban.
Mientras pasaba el primer grupo, encabezado por la Reina de
los Elfos que montaba un corcel negro como la noche, Janet se quedó inmóvil y
los miró alejarse. Tampoco se movió cuando pasó el segundo grupo. Pero en el
tercer grupo distinguió el caballo blanco de Tam Lin y vio el brillo de la
corona de oro sobre su frente. Entonces salió de la sombra de los arbustos,
corrió a sujetar las riendas del caballo, derribó a Tam Lin de la silla y lo
rodeó con sus brazos.
Inmediatamente brotó un grito espectral:
—¡Tam Lin se escapa!
El caballo negro de la Reina de los Elfos corcoveó al sentir
el tirón de la rienda para detenerlo. La Reina se volvió y sus ojos
hermosamente inhumanos se detuvieron en Janet y Tam Lin.
Mientras Janet lo abrazaba con todas sus fuerzas, la Reina
lanzó un hechizo sobre Tam Lin, quien se fue encogiendo más y más hasta
transformarse en una lagartija escamosa. Janet la mantuvo apretada contra su
pecho.
Luego sintió que algo se deslizaba entre sus dedos y la
lagartija se transformó en una serpiente fría y escurridiza que se le enroscó
al cuello mientras la sujetaba firmemente.
Un momento después, sintió un dolor ardiente en las manos y
la fría serpiente se transformó en una barra de hierro al rojo. Lágrimas de
dolor corrían por sus mejillas, pero Janet siguió abrazando a Tam Lin con la
decisión de enfrentarse a lo que fuera para salvarlo.
Por fin, la Reina de los Elfos comprendió que había perdido
a Tam Lin para siempre por la fuerza del amor de una mortal y le devolvió su
aspecto original. En brazos de Janet, Tam Lin era nuevamente un ser humano.
Janet lo envolvió triunfalmente en su capa. Y mientras la caravana reanudaba la
marcha y una afilada mano verdosa tomaba las riendas del caballo en que había
montado Tam Lin, se escuchó la voz de la Reina de los Elfos en amargo lamento:
—Hemos perdido al más apuesto de todos los caballeros de mi
cortejo en manos de los mortales. ¡Adiós, Tam Lin! Si hubiera sabido que una
mortal sería capaz de arrancarte de mi lado con su amor, te habría quitado el
corazón humano y puesto en su lugar un corazón de piedra. Y si hubiera sabido
que la hermosa Janet vendría a Carterhaugh, habría transformado tus ojos grises
en un par de ojos de madera.
Mientras la Reina hablaba, la pálida luz del amanecer
comenzó a iluminar la tierra. Con un grito sobrenatural, los jinetes mágicos
espolearon sus caballos y se alejaron a toda velocidad. El sonido de las
campanillas de los arreos se desvaneció en la distancia.
Tam Lin besó las manos ampolladas de Janet y juntos
regresaron al castillo de piedra gris.
ACTIVIDAD Cuento
Maravilloso:
A.
Elijan 8 palabras que sean para ustedes las más
importantes del cuento Ej: Guardián.
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B.
De forma oral participen de la creación de un
pequeño guion o síntesis del cuento.
C.
Enumeren 12 elementos que estén descriptos y
puedan imaginarlos con claridad para crear una futura imagen: Ej: Doncella de
trenzas rubias, Caballo blanco.
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